Escritor mexicano nacido en México D.F. en 1968. Está licenciado en Comunicación por la Universidad Iberoamericana, ha ejercido la docencia de Literatura Inglesa en la Universidad de Edimburgo y es doctor en Literatura Española e Hispanoamericana en la Universidad de Salamanca. Considerado uno de los máximos exponentes de la llamada Generación del Crack, inició su andadura en las letras desde una columna de la revista Playboy, en la que trabajaba como director editorial. Fue uno de los impulsores en 1996 del Manifiesto del Crack, secundado por varias de las más influyentes nuevas voces de la literatura mexicana. En 1994 ganó el Premio Nacional de Literatura en tres categorías distintas: Cuento Infantil, Primera Novela y Ensayo. Son esos, precisamente, los tres géneros que le han ganado el reconocimiento de crítica y público, así como múltiples premios entre los que destacan los ya mencionados (volvió a ganar el Nacional de Ensayo en 1999), el Nacional de Dramaturgia, el Nacional de Teatro para Niños y elPrimavera de Novela.
BIBLIOGRAFIA
La catedral de los ahogados (Serie, 1995) - Premio Juan Rulfo para Primera Novela 1994
Si volviesen sus majestades (Nueva Imagen, 1996)
Amphitryon (Espasa-Calpe, 2000) - Premio Primavera de Novela 2000
''Espiral de artillería'' (Espasa-Calpe, 2003)
La gruta del toscano (Alfaguara, 2006) - Premio Mazatlán de Literatura 2007
Subterráneos (Castillo, 1990) - Premio Nacional de las Juventudes Alfonso Reyes 1989
Trenes de humo bajoalfombra (Cuadernos de Malinalco, 1993)
El año de los gatos amurallados (1994) - Premio Kalpa de Ciencia Ficción 1994
Imposibilidad de los cuervos (Tres bosquejos del mal) (Siglo XXI, 1994)
Las antípodas y el siglo (Micropedia I) (Espasa-Calpe, 2001) - Premio de Cuento Gilberto Owen 1999
El androide y las quimeras (Micropedia II) (Páginas de Espuma, 2008)
Los anacrónicos y otros cuentos (FCE, 2010)
Las tormentas del mar embotellado (1994) (Espasa-Calpe, 2000) - Premio Juan de la Cabada 1994
Por un tornillo (FCE, 2009)
Todos los osos son zurdos (FCE, 2010)
Por un tornillo
Escrito por Ignacio Padilla e ilustrado por Trino, el famoso caricaturista, Por un tornillo es en primera instancia un hilarante relato que nos da cuenta de una guerra absurda, sin más bandera que la ambición y una acrítica apropiación de las tradiciones. La sonrisa, sin embargo, se nos puede borrar de la boca en el momento menos pensado, apenas darnos cuenta de que ese absurdo ha sido y sigue siendo cosa de todos los días en el mundo real.
Aunque narrado por un personaje en particular, el cuento asume frecuentemente la perspectiva de la colectividad en lucha que castiga a los ambiciosos y teme estar viviendo sus últimos días. Hambre de poder, amor, superstición, venganza: estos y otros elementos se conjugan para dar como resultado una sociedad convulsionada que no se atreve a reflexionar sobre sí misma.
Por un tornillo no intenta dar lecciones a sus jóvenes lectores, pero sí los alerta sobre los esperpentos y las situaciones disparatadas que les esperan al entrar en el mundo de los adultos. Un mundo al que, sin duda, desde hace mucho tiempo le está faltando un tornillo.
Eloy Urroz
Es licenciado en Lengua y Literatura Hispánica por la Universidad Nacional Autónoma de México y doctorado en la Universidad de California, en Los Ángeles. Es profesor de Lengua y Literatura Española e Hispanoamericana en la Universidad James Madison de Virginia.
Autor de poemas, novelas y ensayos, su estilo es innovador y variable, tanto como su temática. Se aleja de la tradición novelística hispanoamericana de los últimos años.
Autor de poemas, novelas y ensayos, su estilo es innovador y variable, tanto como su temática. Se aleja de la tradición novelística hispanoamericana de los últimos años.
BIBLIOGRAFIA
Lírica
Ver de viento
Sobre cómo apresar la vida de las estrellas
Yo soy ella (Las impurezas del blanco)
Poemas en exhibición, Recopilación de su poesía anterior.
Narrativa extensa
Las leyes que el amor elige
Tres bosquejos del mal —junto a
Herir tu fiera carne (1997).
Las almas abatidas (2000).
Las Rémoras ; reimpreso en Barcelona: Seix Barral, 2002; traducción al francés Actes Sud, 2003; traducción al inglés Dalkey Archive).
Un siglo detrás de mí,
Fricción,
Ensayo
Las formas de la inteligencia amorosa: D. H. Lawrence y James Joyce (Puebla: Secretaría de Cultura, 1999; reimpreso por Muntaner Editores en 2001).
La silenciosa herejía: forma y contrautopía en las novelas de Jorge Volpi (2000).
Reportajes novelados
El hombre del tucán (1994).
El águila, la serpiente y el tucán (2000).
Las rémoras
Ricardo, un adolescente de Ciudad de México, escribe una novela ambientada en un pueblo llamado Las Rémoras y lo dota de personajes inventados por su imaginación. El protagonista de esta historia, Elías, crea a su vez la historia de Ricardo. El encuentro entre ambos tendrá lugar en un espacio en el que la frontera entre realidad y ficción se desdibuja.Ricardo, un adolescente de Ciudad de México, escribe una novela ambientada en un pueblo llamado Las Rémoras y lo dota de personajes inventados por su imaginación. El protagonista de esta historia, Elías, crea a su vez la historia de Ricardo. El encuentro entre ambos tendrá lugar en un espacio en el que la frontera entre realidad y ficción se desdibuja.
Jorge Volpi
Jorge Volpi (México, 1968) es licenciado en derecho y maestro en letras mexicanas por la UNAM y doctor en filología hispánica por la Universidad de Salamanca. Es autor de las novelas A pesar del oscuro silencio, Días de ira, La paz de los sepulcros, El temperamento melancólico, Sanar tu piel amarga y El juego del Apocalipsis, de los ensayos La imaginación y el poder. Una historia intelectual de 1968 y La guerra y las palabras. Una historia del alzamiento zapatista y del volumen colectivo Crack. Instrucciones de uso. En 1999 obtuvo el Premio Biblioteca Breve por su novela En busca de Klingsor, de la cual se han publicado ediciones en veintiún idiomas. Recibió el Premio Nacional de Cuento de México en 1999, al lado de Alejandro Estivill, Ignacio Padilla y Eloy Urroz, y en el 2000 el Deux Océans-Grinzane Cavour. En 2004 publicó la novela El fin de la locura y en 2006, junto con Denise Dresser, el ensayo satírico México: lo que todo ciudadano quisiera (no) saber de su patria. Ha sido profesor en las universidades de Emory, Cornell y Las Américas de Puebla. Fue becario de la Fundación John S. Guggenheim y actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores de México.
BIBLIOGRAFIA
(1993) A pesar del oscuro silencio. Joaquín Mortiz
(1994) Días de ira (en el volumen Tres bosquejos del mal
(1995) La paz de los sepulcros. Editorial Aldus
(1996) El temperamento melancólico. Nueva Imagen
(1997) Sanar tu piel amarga
(1999) En busca de Klingsor. Seix Barral
(2000) El juego del Apocalipsis. Plaza y Janés
(2003) El fin de la locura. Seix Barral
(2006) No será la tierra. Alfaguara
(2008) El jardín devastado. Alfaguara, mezcla de memoria, ficción y aforismos
(2009) Oscuro bosque oscuro. Salto de Página
(2011) Días de ira. Páginas de Espuma. Cuentos, según la editorial, aunque el autor no está tan seguro.
El jardín devastado
Confiesa que se acerco a El jardín devastado con el prejuicio de quien teme reincidir en el idioma inocuamente enciclopédico de un intelectual antes que en el arte prosístico de un novelista. El libro, “una memoria”, desde el subtítulo proclama un distancia con el “historiador” de la “trilogía del siglo XX”: ya no tenemos aquí al redactor que fatigaba anaqueles para construir escenarios duchamente instructivos que, sin embargo, nunca terminaban de construir una novela, a lo sumo el telón de fondo para un hilado de peripecias. Ahora, en cambio, unamemoria –ya no la de todo un siglo sino la de un personaje.
El jardín devastado acude al fragmento. Es una sucesión de capítulos cortos en que se alternan frases aforísticas, viñetas memoriosas, fabulaciones. Hay un eje: la historia de amor y política del narrador, un intelectual y profesor universitario mexicano que, decepcionado por el fraude de 1988, se exilia en Estados Unidos y al paso de los años, ante la segunda invasión de Iraq, vuelve a su patria y elucubra, entre el desinterés y la distancia, la tragedia de una mujer iraquí.
El narrador se desdice de sí mismo: el pormenor narrativo –la escena, el diálogo– desaparece y la trama se compacta en resúmenes violentos, en ocasiones de gran contundencia, a veces grandilocuentes. La narración es elusiva: no sustituye nunca al noticiero televisivo con cápsulas documentales. Al contrario: el lector ha de traer el contexto. Bush, adivinamos sin mucha astucia, es “el cowboy”; Hussein, “el Abominable”. Demasiado contemporánea en su relación con el pasado inmediato, la novela depende entonces de ese conocimiento periodístico: apela a que llenemos los huecos con una información previa de lector de diarios, no con una sensibilidad abierta de lector a secas: la elusión atiende no a un cómplice que procree sentidos sino a un escucha que confirme, paciente, esos alrededores documentales de la ficción. A ratos, sin embargo, el libro trasciende esta desventaja y revela a un protagonista que, con parquedad, se acerca a su memoria aunque sin quemarse: no es mucho lo que de él sabemos, y acaso este abrirse a la introspección es insuficiente o termina siendo vencido por el pudor, pero algunos de los personajes que velozmente esboza en menos de dos páginas (como sus amantes anteriores) terminan ganando una sugerente densidad dramática. Incluso más: el libro llega a sus mejores momentos cuando el narrador, merced a su vena aforística, reflexiona en torno al desinterés por el dolor ajeno (la guerra de Iraq) y el sexo y las relaciones de pareja (el derrumbe de su relación con una mujer). “¿Sólo es dolor el dolor propio?”, se pregunta, consciente de su indiferencia, de la que trata de huir creando la historia de Laila, una mujer iraquí con la vida destrozada por la guerra. Esta línea me parece aún menos efectiva, quizás escasamente imaginada, sobre todo por el abuso a las referencias al Creador y sus designios, lo cual se revela pomposo o incluso paródico-a-pesar-de-sí-mismo, y hace germinar la sospecha de que, en última instancia, nos hallamos ante un ejercicio poco auténtico de expresión (de la que, hago la salvedad, el propio narrador se acusa: “¿Qué diablos me importan Laila, el djinn y su tormento? ¿Por qué hacerlos irrumpir en la abrupta intimidad que por una vez en la vida me concedo?”). Es, por último, un ejercicio que falla acaso por abusar de lo elusivo: Laila se inmola en un jardín devastado que nunca vemos; el protagonista regresa a su país de “hienas y fantasmas” pero nunca vemos a aquellas ni a estos más que como abstracciones: corrupción, arribismo, pobreza poco auténtico y, menos aún, como lo que habría sido más siniestro: las hienas de adentro.
Tenemos, así, una novela que marca un cambio en el perfil narrativo del autor, hoy parco y antes abundoso. El saldo es desigual: al apoyarse demasiado en el fragmento desnarrativizado y aforístico, Volpi logra frases memorables pero páginas insuficientes para crear un artefacto verbal que estalle en la conciencia del lector, al negarse a hundir la pala más tercamente en la carne de su personaje, que al final revela pocos matices y cierta propensión a la grandilocuencia. Hay, sí, el intento de dejar unas páginas “viles” en que, a veces, el narrador logra saltar de la vergüenza y hace corresponder su memoria con la memoria entrecortada de la especie, a partir de temas como el amor, el sexo, la solidaridad, la imaginación, la guerra. No me parece inapropiada la búsqueda, aunque, en esta novela, veo escaso el resultado: frente a las posibilidades del entretenimiento y el solipsismo del lenguaje, la novela de conocimiento, esa en que el personaje es lanzado a una deriva que revele sin recato un país interior de hienas y fantasmas, es por entero necesaria.
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